miércoles, 22 de junio de 2011

SUEÑOS DE SUPERHEROE

En la infancia siempre veíamos a loa superheroes luchar contra el mal, ayudando a damiselas en peligro y ayudando a las viejitas a cruzar la calle, todos se podían sentir seguros porque de alguna forma siempre eran salvados. A Superman nunca se le cruzaba el robo de un banco con una pelea con Lex Luthor, Batman nunca estaba tomando una ducha cuando prendían la luz reflectora con su escudo, incluso los Power Rangers podían irse de las clases como si nada para salvarnos de monstruos horripilantes; supongo que por eso de niños siempre nos sentíamos seguros de que el mal nunca iba a triunfar.


El tiempo pasó y los superheroes empezaron a salir en películas, de repente se convirtieron en actores y empezamos a ver que eran de carne y hueso, ya no nos convencían. Empezamos a mirar en las calles que hay personas que roban, que matan y ,siendo menos dramáticos, hay gatitos atrapados en arboles y no hay quien los baje.


Hace 2 días estaba en un bus, me dirigía al centro de la ciudad en donde vivo (y aquí sabemos que no es el lugar más seguro del mundo), en ese trayecto ya me habían robado una vez, no fue nada grave pues solo abrieron mi maleta, así que por experiencia sabia que tenia que estar muy pendiente de todo lo que me rodeaba. Cuando casi llegaba a mi destino el bus paró y abrió la puerta, un hombre se subió y otro se quedo en la puerta, yo sabía que así robaban en los buses así que ya me estaba despidiendo mentalmente de mi celular, el hombre que se subió tenia una especie de pica-hielo oxidado en la mano y se acercó a un hombre que estaba en una silla cercana a la mía, se agachó hacia él y algo le susurro, el hombre de la silla sacó su celular de un bolsillo y el del pica-hielo se lo rapó y luego le esculco los bolsillos, se bajo y se fue con el cómplice de la puerta. Una cuadra más adelante el señor que había sido robado se bajó y le dijo a unos policías lo que había pasado.


Yo estaba muy  asustada, todo el tiempo el hombre del pica-hielo me dio la espalda y aun así yo veía muy bien la parte afilada del objeto que tenia en la mano, pensé que eventualmente sería mi turno, cuando se bajó sentí algo de alivio y me sentí aun mejor cuando un policía se acerco a mi ventana y le conté que el conductor del bus era cómplice de los ladrones. Una parte inocente de mí pensó que se iba a hacer justicia, que pararían el bus y se llevarían al conductor ¡QUE TONTA FUI! No pasó absolutamente nada, todo quedó impune.


En mis sueños repetí la situación una y otra ves, imaginando que yo podría hacer algo, que con unos puños noquearía al del pica-hielo y que al otro lo amenazaría con alguna cosa, en otra ocasión los segaba con un láser, y así soñé y soñé, pero en realidad lo importante fue que me di cuenta de algo esencial en la vida, nadie va a hacerse el héroe en una situación como esa, la única esperanza sería ir en un bus lleno de expertos en karate y que todos fueran capaces de atacar a los ladrones. Los héroes no existen, al menos que bajen gatitos de los arboles.

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